María Teresa Londoño

de Teatro Universidad Católica de Oriente.
La versión 18 del Festival Colombiano de Teatro Ciudad de Medellín tuvo un gran impacto cultural en la ciudad de Medellín, desde el día de su inauguración la asistencia fue masiva, el público conformado por hacedores y espectadores aficionados dio una respuesta a un evento digno de una ciudad como Medellín, el Festival mostró su experiencia en aspectos como su programación que contó con homenajes a reconocidos actores de la escena teatral como lo es Juan Carlos Moyano del Teatro Tierra de la
Ciudad de Bogotá y la Directora de la Ciudad de Medellín Carola Martínez del Teatro La Hora 25. Realizar estos reconocimientos en un festival hace que las ciudadanos valoren a los artistas y se relaciones con estéticas locales y nacionales.
Por otra parte el festival tiene una dimensión internacional, esta característica lo hace más cultural frente a otros festivales de la ciudad, el festival entrega a sus espectadores la posibilidad de ver y aprender de otras culturas, relacionarse con actores y directores de nuestro cono sur, Perú, Brasil, Argentina, Chile, enriquecieron el festival con sus espectáculos teatrales, charlas, conferencias y encuentros de hermandad que pudieron
disfrutar sin discriminación los habitantes de la ciudad.
El festival también contó con invitados de diversos Departamentos de Colombia y artistas de Antioquia y la ciudad de Medellín, con su amplia programación en horarios y en actividades que iban desde charlas y conferencias, preformances y por supuesto puestas en escena en diversas salas de la ciudad.
En el aspecto logístico el festival demostró su madurez en cuanto organización, los eventos se realizaron con puntualidad, la publicidad llegó a tiempo a la comunidad, el desarrollo de actividades estuvo bien planeado, con un respeto para sus invitados, actores, espectadores en todas las salas.
El aporte más grande que dejo el festival esta semana de Octubre del 7 al 12 de 2019, fue un ambiente de paz para la ciudad, los espectadores corrían de una sala para otra, reían, departían y compartían con personas de diferentes puntos de la ciudad, del país, del mundo, fue un encuentro verdadero de fraternidad que deja un deseo de volver a repetir.
